Nuestra historia

Sonia, una licenciada en sociología, cada día tenía que transitar como muchas personas la capital de Costa Rica para desplazarse de su casa al trabajo.   En este entonces, corría el año de 1992 y ella era esposa y madre de cinco niños pequeños.

Un día más, al transitar por el Teatro Nacional, ubicado en San José, Costa Rica; se percató que unos niños dormían entre cartones frente este teatro.   Después de este día, cada mañana, ella pasaba por ese lugar y veía a aquellos niños.

Aunque Sonia sabía que una respuesta estatal, profesional o humana para estos niños era importante, no era suficiente; por eso entendió claramente que debía ser una solución en Cristo.

Una oración, inspirada por el Espíritu, se elevó a Dios durante 7 meses: Señor, ¿qué podemos hacer como Iglesia para ayudar a estos niños?

Una mañana, al subirse al autobús de Zapote, San José; minutos después de orar de la misma manera, al ver a los niños durmiendo debajo de un pollo de cemento, el Señor Jesucristo le respondió: ¡Dales donde dormir! Ella se sentó, quebrantada, llorando por la voz de Dios y a partir de ahí el fuego del llamado no se apartó nunca más de su corazón y voluntad.   Esto fue en noviembre del año 1992.

La oración no cesó, sino que a partir de ahí se hizo más intensa e interrogante ante Él, que todo lo sabe.

Sonia compartió la visión con su esposo y cinco hijos.   Poco tiempo después el Señor le muestra en visión a Edwin Guevara Schmidt, esposo de Sonia, empresas productivas que debía levantar para el sostenimiento económico del Ministerio y así, de esa manera, lo llama también a ser parte de la obra.

Señor no es suficiente con darles donde dormir, ¿qué más debemos hacer?, exclamó un día Sonia.   El Señor fue mostrando una impactante visión del trabajo que debía realizarse.

Así es como se gesta la misión del Ministerio Amor en la Calle.

Sonia siente de parte del Señor que debía renunciar a su trabajo profesional en la institución del Estado donde se desempeñaba como socióloga. Por la fuerte implicación económica para su familia de esta decisión, ora por tres meses pidiéndole a Dios confirmación. Recibe de tres formas diferentes la confirmación del Señor y así renuncia a su trabajo donde labora hasta el último día de febrero del año 1993. Durante unos meses más continúa trabajando como docente e investigadora en la Universidad Nacional, pero poco después también renuncia a este puesto.

Sonia cuenta la visión y llamado a algunas personas, donde cuatro mujeres creen: su mamá, una hermana, una mujer de la Iglesia y una excompañera universitaria.

Así, un grupo de seis personas empezaron a reunirse un día a la semana para orar por el cumplimiento de la visión, en la casa de Edwin, Sonia y sus hijos; que fue la primera oficina del Ministerio.

En el año 1993 inicia con una investigación sociológica acerca de la realidad de los niños y niñas de la calle en Costa Rica. También con un estudio bíblico profundo acerca de conceptos claves dados por Dios en la visión.

Se inicia con una rutina semanal de oración grupal, con familiares y amigos, pidiendo a Dios por el Ministerio que estaba iniciándose.

Se inicia con las gestiones para la organización legal del Ministerio y para definir un plan de acción.

En este mismo año la visión es compartida al Pastor de esta familia, quien impone sus manos sobre la pareja, les bendice y los confirma para la obra, siendo ordenados como ministros al cuerpo de Cristo.

Asimismo el Ministerio se incorpora a la Federación Alianza Evangélica Costarricense.

El deseo ardiente de salir a las calles y anunciar a aquellos niños el mensaje que el Señor estaba dando, era imperioso en el corazón de esta mujer de Dios, no obstante, el Señor Jesucristo hasta diciembre de 1993 dio luz verde para hacerlo.

Así este fin de año es cuando se comienza un acercamiento directo con los niños de la calle y la Navidad de 1993 es cuando se organiza la primer fiesta para ellos en la Zona Roja del Líbano, en San José, Costa Rica.

Es en esta fiesta navideña, cuando una periodista escribe un pequeño artículo sobre la actividad y lo intitula “Amor en la Calle” y es de ahí donde deriva el nombre “Ministerio Amor en la Calle”.

Ya en el año 1994 el Ministerio Amor en la Calle crea una Asociación para cumplir con algunos requisitos legales según las leyes costarricenses. Esta Asociación toma el nombre de Asociación Cristiana Hacia una Generación Restaurada (ASCRIGERE).

El Señor había indicado que la visión debía escribirse, según Habacuc 2:2 – 4, lo cual es obedecido por Sonia y esta Palabra de Dios pasa a ser una inspiración y fortaleza de fe, para ella, su casa y ministerio.

Con un llamado, una visión y sus propias vidas; hijos y recursos familiares, esta pareja en el año 1994 capacita a 7 pequeños grupos de voluntarios, estando entre ellos las cuatro mujeres que habían creído desde el principio. Un total de 56 personas capacitadas, parte de los cuales se integran como voluntarios permanentes en la naciente obra misionera.

En armonía con las autoridades pastorales y bajo su bendición, así como un deseo casi ingenuo de coordinación con las instituciones estatales que tienen el mandato legal en este campo y con la mayor motivación de estrechar esfuerzos con otras iniciativas de la Iglesia y la sociedad civil, se dan los primeros pasos formales y legales que van acreditando y validando al Ministerio.

Desde entonces, el ASCRIGERE - Ministerio Amor en la Calle ha crecido, un hermoso equipo de trabajo se ha unido y ha desarrollado diferentes programas con tal de cumplir a cabalidad la misión dada a Sonia.

Esta es la historia de la Licda. Sonia Brenes Mejías, una mujer ordinaria, que obedeció de una forma extraordinaria al llamado que le hizo el Señor Jesucristo.

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